No suele ser habitual ver un equipo que de buenas a primeras consigue adaptarse a la idea de su entrenador y el estilo de juego que pretende marcar, lo que suele pasar en la mayoría de los casos, con sus excepciones, es que las primeras jornadas son la forma en la que se comprueban que los entrenamientos están dando sus frutos. A la adaptación del juego también hay que sumarle la propia adaptación de los nuevos futbolistas, conocer cómo juegan sus compañeros y las relaciones sobre el campo que tienen que crear con ellos. El Cartagena de Abelardo es un equipo que está cambiando su estilo de juego, sin ser tampoco un cambio radical a lo que había antes pero, sí que hay cosas que los jugadores deben ir adquiriendo.
El partido de este lunes frente al Real Zaragoza fue el más claro ejemplo para poder ver qué hace bien el conjunto albinegro, qué cosas pueden funcionar y debe seguir dándoles continuidad y que cosas deben modificarse para dar un salto, sobre todo en cuanto a competitividad.
El primer encuentro ante la afición del Cartagonova tuvo un desenlace que no se podría prever en la primera mitad. Los cartageneros comenzaron muy bien el encuentro, nada que achacarles en cuanto a intensidad y agresividad, también se comenzaron a vislumbrar algunas señas del juego del Pitu, un equipo que defiende en bloque medio bajo, que deja que se vaya acercando el rival, que vayan subiendo todas las líneas hasta tener espacios a sus espaldas para poder atacar. Para esto es necesaria una presión fuerte y así fue, destacando sobre todo un nombre, el recién llegado Cedric, quien empezando desde la banda en defensa abarcó muchísimo campo y que luego con balón también tenía tendencia a meterse por dentro para hacer combinaciones y que así el equipo se lanzara en ataques directos.
Esta primera parte fue casi perfecta, buen trabajo defensivo desde esa presión y por supuesto desde el punto de penalti, una característica reconocible del juego de Abelardo. El equipo consiguió hasta controlar las segundas jugadas del rival. En ataque las bandas hicieron muchísimo daño, desde los cambios constantes de Gastón con los extremos, Cedric y Jairo, hasta el martillo pilón que fue la dupla formada por el extremo diestro y Aguirregabiria, Tasende, lateral del Zaragoza, tuvo muchísimo trabajo en la primera parte donde, el resultado fue corto para las ocasiones creadas.
Concentración defensiva con una destacada anticipación de los zagueros, un juego intenso y un ataque constante por las bandas fueron las claves para la gran primera parte en la que el Cartagena logró marcar con un testarazo de Cedric a un centro tras una maravillosa jugada de Jairo, el artista de este equipo.
Sin embargo, no todo son halagos para los de Abelardo, al final de la primera parte se comenzó a ver que el equipo bajaba la intensidad, algo natural, y que el Real Zaragoza comenzaba a entrar en el partido. La primera parte finalizó con el partido calmado y con ambos equipos con un juego más ramplón. La segunda mitad del partido sería todo lo contrario
Segundo tiempo, partido distinto
Como si de otro partido se tratase el FC Cartagena de los primeros 45 minutos no se volvió a encontrar, ni rastro de la intensidad, ni del juego directo, ni de la fiabilidad defensiva. El Real Zaragoza vio que su rival se había quedado en el vestuario y comenzó a dominar el partido, los papeles se tornaron y los ataques por banda vinieron del conjunto maño, también empezaron a dar fruto las combinaciones interiores, sobre todo en línea de tres cuartos. En varias ocasiones los delanteros visitantes se quedaron delante del portero del Cartagena para poder empatar sin embargo, el Cartagena una de las certezas de este inicio de temporada es Pablo Campos. El portero valenciano se lució hasta en tres ocasiones negándoles a los visitantes el gol del empate pero en un despeje suyo, donde ya estaba vendido, Pau Sans logró marcar el gol del empate.
El resto del partido consistió en lograr sobrevivir para el conjunto albinegro, dada la situación el empate parecía justo y necesario.
La mala suerte se convierte en costumbre
Una contra al final del partido, minuto 96, tras una recuperación del Zaragoza, con su consiguiente polémica en la que el árbitro podría haber pitado falta por la entrada, supuso el 1-2 para los visitantes desatando así la euforia rival y el malestar local. Una jornada más, el final del partido se convierte en una tragicomedia para el Cartagena.
No se debe apelar al alarmismo, Roma no se construyó en un día, y aunque es cierto que en este deporte lo que mandan son los resultados y hay motivos para estar descontento, también los hay para tener paciencia. El equipo empezó a mostrar su nueva piel, como en todo, el tiempo es necesario, para terminar de asimilar las ideas, para cerrar la plantilla y que todo sea una idea uniforme para dar continuidad a esos 30 minutos que vimos en el debut en el Cartagonova.
Estudiante de periodismo