Fuente X: @realmurciacfsad

En un atípico escenario, el estadio José Rico Pérez, hogar habitual del Hércules, fue testigo del encuentro correspondiente a la jornada 35 del Grupo II de Primera Federación entre un Intercity virtualmente descendido y un Real Murcia que aún aferraba una remota esperanza de ascenso directo. A pesar del abismo clasificatorio, el partido distó mucho de ser un paseo para los granas, quienes terminaron llevándose una tal vez inmerecida victoria por la mínima (0-1).

Sobre el papel, la visita al colista, sin nada tangible en juego y actuando lejos de su feudo, se antojaba una oportunidad dorada para el Real Murcia de sumar tres puntos vitales en su lucha por el ascenso. Sin embargo, desde el pitido inicial, la realidad fue bien distinta. Un Intercity sorprendentemente enchufado, con un Borja Martínez, Sergio Montero y el ex grana Julio Gracia muy activos, tomó la iniciativa y demostró una intensidad muy superior a la de un Real Murcia apático y con evidentes problemas para hacerse con el control del balón y generar peligro.

La banda derecha del ataque local hizo mucho daño a Kike Cadete. Las ocasiones del Intercity no tardaron en llegar. Un potente disparo lejano de Keyner obligó a un felino Gazzaniga a volar para despejar el esférico con ayuda del largero, también varios centros laterales sembraron el pánico en el área grana ante la pasividad de la defensa. La única tímida respuesta del Real Murcia en el primer acto llegó en un remate aislado de Flakus tras un balón colgado por David Vicente. Incluso con sus interrupciones y pérdidas de tiempo, el Intercity acumuló más argumentos ofensivos que el conjunto de Fran Fernández en los primeros 45 minutos.

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Los cambios «cambian» el partido

La segunda mitad no pareció cambiar el guion inicial. El Intercity seguía moviendo el balón con criterio, mientras que el centro del campo del Real Murcia se veía superado en juego y presencia, facilitando el juego local. Ante esta situación, Fran movió el banquillo, dando entrada a Yriarte y Loren en primera instancia, y posteriormente a Alcaina, Pedro León y Richard Boateng.

Los cambios, surtieron efecto, no cambió mucho la cara del equipo, pero la maquilló. El Real Murcia, que hasta entonces había abusado del pelotazo y el balón largo, encontró en la entrada de Alcaina una referencia para intentar ganar duelos aéreos. Paradójicamente, el gol de la victoria llegó en una jugada de estrategia. Un córner botado con maestría por Pedro León encontró la cabeza de un Yriarte que emergió en el punto de penalti para rematar picado al fondo de las mallas en el minuto 78.

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A pesar del gol, el Intercity no se rindió y dispuso de dos ocasiones clarísimas para igualar el marcador en los minutos finales. Un remate de cabeza se estrelló en el larguero, y una espectacular chilena de Modeste besó el poste, dejando escapar la oportunidad de sumar un punto que de poco les habría servido.

Más allá de la victoria, la imagen mostrada por el Real Murcia dejó ciertas dudas. Sin embargo, este triunfo agónico puede interpretarse como una muestra de pragmatismo y capacidad para sumar incluso en días grises. Esta victoria, aunque sufrida, debe servir para fortalecer la confianza del equipo de cara a un hipotético playoff de ascenso. El mensaje es claro: incluso jugando por debajo de su nivel, este Real Murcia tiene recursos y jugadores capaces de desequilibrar partidos y llevarse la victoria. Los rivales en la fase de ascenso deben ser conscientes de que, pese a las posibles malas imágenes, este equipo tiene corazón y alternativas.

Ahora, la mente del Real Murcia está puesta en el crucial encuentro de esta semana ante el Antequera en la Nueva Condomina. Una victoria se antoja fundamental para certificar al menos la segunda plaza y, además, ganar el golaverage a un rival directo en la lucha por la mejor posición de cara a las eliminatorias por el ascenso.