Fuente X: @realmurciacfsad

El Real Murcia afrontaba la jornada 36 con un hilo de esperanza agarrado a sus aspiraciones de liderato y ascenso directo. La obligación de vencer se antojaba aún mayor tras la derrota (2-1) sufrida en la ida ante un Antequera que ya demostró su solidez y su superioridad en juego. El encuentro se presentaba como un punto clave, pendiente del resultado del Ceuta ante un necesitado Fuenlabrada el domingo, aunque la historia terminó por cerrarle esa puerta antes de saltar al césped.

El once inicial dispuesto por Fran Fernández sorprendió a propios y extraños. Un 4-4-2, sistema inédito en la titularidad esta temporada (solo se vio una vez), con Flakus y Alcaina como puntas de lanza. Esta decisión relegó al banquillo a un Juan Carlos Real habitualmente importante, devolviendo la titularidad a Loren Burón en el lado izquierdo. Por la otra banda, Davo, se quedó en el banquillo Pedro Benito.

La primera mitad transcurrió con un ritmo pausado, marcado por un Antequera que parecía conforme con el empate, incurriendo en algunas pérdidas de tiempo. El Real Murcia se mostró ordenado, con una presión en campo contrario que fue creciendo con el paso de los minutos. Sin embargo, la falta de llegada y de finalización, un mal endémico en este equipo, volvió a ser evidente. Apenas se contabilizaron un par de acciones con cierto peligro para los locales: un remate desviado de Alcaina desde la frontal y un mano a mano de Flakus que no encontró portería. La presión grana surtió efecto, dificultando la circulación del Antequera, que se encomendó a balones largos hacia Longo y Biabiany, bien controlados por la defensa murcianista. En este primer acto, destacaron Yriarte, providencial en el corte de los ataques visitantes, un participativo Loren, llevando el peso ofensivo, y un siempre activo David Vicente por la banda derecha. La polémica llegó con un posible penalti muy claro sobre Alcaina, agarrado dentro del área cuando intentaba rematar un centro de David Vicente. La grada de Nueva Condomina protestó airadamente, pero el colegiado no señaló nada.

La segunda mitad ofreció una versión menos brillante del Real Murcia. El Antequera dio un paso adelante, dificultando la creación de juego de los locales. El ataque grana se mostró aún más inoperante, abusando del recurso de los balones al área sin éxito. Fran Fernández movió el banquillo buscando revulsivos: Juan Carlos Real ingresó por Alcaina, volviendo al 4-3-3, seguido de Moha por Palmberg, Pedro León por Davo y, sorprendentemente, Kenneth Soler por Loren, dejando sin minutos a Pedro Benito, una decisión inesperada para muchos.

Finalmente, el encuentro concluyó con un empate sin goles. Un resultado que, si bien no permite al Real Murcia seguir soñando con el liderato, certifica su clasificación para los playoffs de ascenso a Segunda División. Un momento importante para el club, que regresa a la lucha por el fútbol profesional siete años después de sus últimos playoffs frente al Elche a la categoría de plata.

Con el billete para la fase de ascenso en el bolsillo, el Real Murcia deberá analizar las carencias mostradas en este encuentro y afinar su puntería si quiere tener opciones reales de lograr el ansiado salto de categoría. La batalla por el ascenso acaba de comenzar.